Ford C-Max 1.0 EcoBoost 125 CV Titan
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Un agradable reencuentro

Aun no siendo novedades ni el Ford C-Max (de hecho, lo probamos en Coches.net hace tiempo en su versión TDCi 140 CV Powershift) ni tampoco este motor, sí es la primera vez que se combinan entre sí. Por tanto, nos corresponde averiguar si esta nueva combinación de factores da lugar a un producto verdaderamente recomendable.

Por lo tanto, este modelo de la marca del óvalo entra en competencia con otros interesantes monovolúmenes de tamaño medio como son los Renault Scénic y Scénic XMod , el veterano Seat Altea y el nuevoCitroën C4 Picasso; e incluso puede rivalizar con modelos algo más grandes como el Toyota Verso y el casi perfectamente cúbico Volkswagen Touran.
Tan conocido como bien equipado

El nivel de equipamiento más completo, llamado Titanium (21.920 euros con el 1.0 EcoBoost) luce algunos detalles decorativos en su exterior pero sobre todo mejora su dotación de serie, incorporando entre otros elementos las llantas de aleación de 16”, arranque sin llave, sensor de luces y lluvia, asistente de arranque en pendiente, sensor de presión de neumáticos, cierre de seguridad para niños, climatizador automático, iluminación interior LED, retrovisor interior autocrómico con espejo para vigilancia de niños, reposabrazos central, volante multifunción de cuero y navegador con pantalla de 5”. A la vista de estos datos, parece claro que la diferencia de precio queda bien justificada.

Nuestra unidad de pruebas suma al acabado Titanium numerosos elementos opcionales: pintura metalizada “Marrón glow” (675 €), asientos de cuero eléctricos y Merece la pena invertir en el completo nivel de equipamiento Titanium.calefactables (1.600 €), asientos traseros modulables (250 €), navegador con cámara de visión trasera y equipo de audio Sony con 9 altavoces (600 €), paquete Tech (parabrisas térmico, asistente de cambio de carril, reconocimiento de señales de tráfico, luces de carretera automáticas, detección de obstáculos y detector de ángulo muerto: 1.200 €), techo panorámico (900 €), paquete Familiar (por 250 € incluye cortinillas parasol, bandejas traseras plegables y toma de corriente 230V) y, por último, la apertura eléctrica del portón trasero (360 €), que nos facilitará las cosas si transportamos objetos voluminosos. Con todo este equipamiento opcional, “nuestro” Ford C-Max Titanium 1.0 EcoBoost 125 CV tiene un precio de tarifa de 27.755 euros.
Un espacio bien aprovechado

Puesto que el C-Max es sólo 14 centímetros más corto que el Grand C-Max, no sorprende que su interior sea bastante espacioso, al menos en cuanto a distancia libre para nuestras piernas. Sentados al volante nos encontraremos en una postura de conducción típica de monovolumen: muy recta y con los pedales bastante cerca. Aun sabiendo que es una posición confortable para muchas personas, en mi caso ha resultado incómoda; no he logrado sentirme a gusto. La visibilidad buena en general, excepción hecha de los gruesos montantes del parabrisas y una luneta trasera bastante pequeña.
Por cierto; los huecos de almacenamiento disponibles en la primera fila no son muy abundantes, y queda la sensación de que podría haberse aprovechado algo mejor tanto espacio.

También es una lástima encontrar, porque casi hay que encontrarlo, un minúsculo navegadorcon pantalla de sólo 5 pulgadas y ubicado lejos de nuestra vista. El asunto de los botones y el navegador queda perfectamente explicado en nuestra videoprueba del Ford B-Max, modelo con el que el C-Max comparte estas particularidades. En favor del sistema de navegación diré que por su funcionamiento me ha parecido uno de los mejores que he tenido ocasión de utilizar; sus oportunas indicaciones habladas me han ayudado a no extraviarme más de lo habitual (cosas de un sentido de la orientación tristemente limitado).

Las tres butacas son plegables e incluso, si adquirimos la opción correspondiente, extraíbles. Si sacamos la butaca central, podremos desplazar en diagonal (hacia atrás y adentro) las dos butacas laterales; una configuración muy interesante que nos permitirá ganar espacio y comodidad para nuestros pasajeros, a cambio de perder capacidad de carga.

El maletero, a propósito, ofrece una capacidad de carga de 471 litros hasta la bandeja, con todos los asientos desplegados. Nada fuera de lo común, aunque si extraemos las tres butacas traseras podremos alcanzar unos generosos 1.867 litros.
¿Y el nuevo motor EcoBoost?

Los 125 CV de potencia máxima de este EcoBoost de tres cilindros se quedan en realidad algo justos para llevar el coche a plena carga, con unas recuperaciones más bien lentas que debemos compensar "jugando" con la caja de seis velocidades. Las buenas cualidades de los motores EcoBoost de 1.0 litros lucen mejor en coches más pequeños como el Fiesta e incluso elFocus compacto. Pero en coches pensados para trasladar mayor carga, como el Focus Sportbreako el propio C-Max -que añade a lo anterior una aerodinámica menos favorable- el pequeño propulsor se ve obligado a trabajar más duro, lo que evidentemente desemboca en un menor rendimiento y al mismo tiempo un mayor consumo de gasolina.

Sobre todo con el coche cargado a tope, se echa de menos la respuesta del 1.6 EcoBoost de 150 CV que Ford retiró del catálogo a principios de este año. Pero el 1.0 compensa de algún modo sus carencias con un consumo más contenido (sobre todo comparado con el antiguo 1.6 Ti-VCT de 125 CV) y una generación de emisiones por debajo de los 100 gr/km de CO2, con lo quenos ahorramos pagar el impuesto de matriculación. Otro factor menos evidente, pero que a la larga se agradece, es la baja sonoridad del EcoBoost de menor cilindrada.
Un automóvil para disfrutarlo, tranquilamente

También el tacto de la dirección es bueno: preciso, directo, con asistencia suficiente pero no excesiva. La suavidad del volante con el vehículo parado alivia en parte el engorro de tener que maniobrar repetidamente al aparcarlo. En carretera, el volante no llega a sentirse tan “eléctrico” como el de otros modelos de la competencia, evitando así aislarnos demasiado del asfalto.
Tanto los pedales como la caja de cambios manual de seis velocidades muestran un comportamiento intachable. Esta última sitúa la palanca de cambios en una ubicación perfecta, siempre al alcance de la mano. Sus recorridos son cortos y bastante precisos.

Por todo lo comentado, donde más a gusto se siente el C-Max es en autopistas y carreteras de buen asfalto. En este tipo de vías, el C-Max nos premiará con un confort de marcha notable, permitiéndonos viajar con nuestros hijos en un entorno cómodo y silencioso. Aunque quizás esto último no dependa sólo del coche.
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